Las relaciones afectivas entre Personas con Discapacidad son tan significativas como aquellas relaciones entre personas con desarrollo convencional.
La discapacidad no debe ser nunca un obstáculo para que una persona viva libremente y tome decisiones personales. Ninguna discapacidad, sea motriz, sensorial, intelectual o emocional, debe verse como un impedimento para experimentar el amor y las relaciones entre personas.
Existen en nuestra sociedad aún muchos estigmas y prejuicios que dificultan el desarrollo y la aceptación de estas relaciones, lo cual pasa por encima de sus derechos fundamentales. Combatir estigmas como la infantilización, sobreprotección, dependencia, entre otros, implica que la sociedad comprenda la riqueza de la diversidad humana.
Es sumamente importante promover la empatía, el respeto y sobre todo la representación de relaciones amorosas entre Personas con Discapacidad. El Artículo 23 – Respeto del hogar y de la familia, de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, declara que se debe reconocer “el derecho de todas las personas con discapacidad en edad de contraer matrimonio, a casarse y fundar una familia sobre la base del consentimiento libre y pleno de los futuros cónyuges” (2006)
Te compartimos la historia de Karla y Carlos quienes se conocieron desde su juventud y hoy, con mucho esfuerzo y amor, han construído una maravillosa familia.
